Los niños están hechos de sueños; cuídalos y trátalos con amor.
Todos hemos sido niños y está claro que nosotros mismos podemos ser referentes de lo que significa ser un niño feliz.
Esto no quiere decir que tengamos la llave de la felicidad y que con ella podemos abrirles la puerta a todos los que nos rodean, pero cuando se trata de nuestros hijos hacemos nuestro mejor esfuerzo para poder contribuir a su bienestar físico y mental y para esto debemos dar prueba de un importante y difícil equilibrio entre libertad y límites.
Pero… ¿Qué tal si les preguntamos a ellos mismos? En una encuesta callejera en la que se les preguntó a niños de diferentes edades qué significaba para ellos ser felices, en primer lugar, se nota la sorpresa ante la pregunta, pero las respuestas de los encuestados fueron casi calcadas: todos los niños responden que ser feliz es estar con mamá, papá, hermanos, ir a la escuela, tener amigos…
Ellos mismos nos dan las pistas de lo que más necesitan. Y como podemos ver, son felices tan sólo con vivir dentro de una familia en la que se sientan seguros y amados. En realidad, no piden mucho de nuestra parte, aunque sabemos que ser padre es una tarea difícil y de enorme responsabilidad.
Te daremos 4 claves para tratar a un niño como se merece:
No establezcas comparaciones.
¡Nunca lo compares! Nuestros hijos son todos diferentes y cada uno tiene sus defectos y sus virtudes. Es decir, son personas. Comparar con sus hermanos o con otros niños sólo contribuirá a minar su confianza e incluso a desarrollar celos innecesarios.
No alteremos el buen clima que debe reinar en una familia con actitudes que generan competencia, resentimiento y rencor.
En todo caso, compáralo consigo mismo. Destaca sus logros y sus progresos. ¡Eso es mucho más productivo!
Háblale mirándolo a los ojos.
Una manera de ganar su confianza y de hacerlo sentir seguro, es acercarte a ellos y hablarles mirándolos a los ojos. Sabemos que esta actitud es efectiva entre adultos, de modo que… ¿por qué no utilizarla con los niños?
Los niños están mucho más atentos a lo que sucede a su alrededor de lo que nosotros pensamos y una forma de asegurarnos que entienden lo que decimos, es ponernos a su altura.
Eso los hará sentir comprendidos, escuchados, queridos… les hará saber que nos preocupamos por sus problemas y que siempre estaremos ahí para ayudarlos y acompañarlos.
Dales tiempo y espacio.
Cada niño tiene su tiempo y su ritmo para aprender cada cosa. No intentemos modificar eso.
Permitamos que nuestros niños exploren lo que les gusta y lo que no. Animémoslos en cada tarea que emprendan; eso lo hará sentir seguros e incentivados en sus descubrimientos.
Reforcemos sus capacidades y sus talentos. No pongamos en duda todo eso de lo que sean capaces, porque si no, afectaremos su deseo por explorar cosas nuevas y haremos que se conviertan en adultos inseguros.
Intenta estar presente todo lo que puedas.
¿Quieres construir un vínculo fuerte con tu hijo? Dedícale tiempo de calidad. De nada sirve pasar el fin de semana entero con tu hijo si tú miras la televisión y él juega a los videojuegos.
Sin embargo, si hacen algunas de esas actividades juntos y comentan cuánto se divierten, entonces el efecto es otro. También es una buena oportunidad para hablar de cosas importantes y para preguntarle a tu hijo cómo se siente. Te sorprenderás cómo esta pregunta sincera puede generar un hermoso intercambio.
Ellos lo son todo para nosotros, ¿por quién más nos sacrificamos, trabajamos y luchamos? Sólo nuestros hijos nos motivan a ser mejores personas y mejores padres.
¿Qué cosas hacen feliz a tu hijo? ¿Qué te parecieron estos consejos? ¡No dejes de compartir!