Mi hijo tiene un “amigo imaginario”. ¿Qué hago?
Entre los 3 y los 5 años, algunos niños se inventan “un amigo imaginario”. Imaginemos la sorpresa que esto generaba hace décadas, cuando aún la psicología no existía o cuando todavía no podía dar respuesta a muchos interrogantes.
Al principio, se temía que fuera un síntoma de inestabilidad emocional o un problema mental, pero con el avance de los estudios y de la ciencia, se hizo evidente que era precisamente todo lo contrario.
Con estos amigos imaginarios, los niños manifiestan progresos en su desarrollo. Te lo explicamos mejor.
El hecho de tener un amigo imaginario es algo bastante común. Casi todos conocen a alguien que haya tenido un amigo imaginario o lo han experimentado por sí mismos. Los estudios revelan que les sucede al 65% de los niños.
Padres desconcertados.
Imaginación, delirio, presencia mística… los padres se asustan y se inquietan cuando notan que sus hijos “hablan con alguien que no está”. Se sienten desconcertados.
Como no podemos verlo ni escucharlo, el amigo imaginario se convierte en un tema de preocupación. Para colmo, cuando les preguntamos sobre este amigo con el que juega, no nos dicen nada o nos dicen poco.
El amigo imaginario suele aparecer entre los 3 y los 5 años y pasa a formar parte de su vida cotidiana, hasta que un día, desaparece de la noche a la mañana.
¿Qué significa?
En primer lugar, debemos entender que se trata de algo completamente normal. Nuestro niño no tiene ningún problema por “ver cosas raras”, ni está delirando.
El amigo invisible es de hecho muy útil, porque es en quien nuestro hijo vuelca sus miedos, sus angustias y hasta sus travesuras. Veamos esto más en detalle y para qué sirve.
El amigo imaginario sirve para aceptar la realidad.
Durante nuestros primeros años de vida, todo es felicidad. Nuestros deseos se satisfacen al instante y no se nos niega nada, pero… a medida que crecemos, empezamos a entender que la realidad no siempre es de nuestro agrado.
Los niños buscan equilibrar esta falta de “todo lo que quiero” con la ayuda de un amigo imaginario que les dirá que sí a todo y que los hace sentir el centro de atención.
El amigo imaginario sirve para cargar con las responsabilidades.
Los amigos imaginarios tienen “poderes mágicos” y pueden hacer cosas asombrosas o “prohibidas”.
Ellos pueden odiar, ser agresivos o egoístas. Todas esas cosas que tal vez nuestros hijos querrían ser, pero aprendieron que no pueden. Es común que los niños “reten” a su amigo imaginario por haberse portado mal.
El amigo imaginario sirve para que el niño forje su propia personalidad.
Con el amigo imaginario, el niño explora el mundo. Lo ayuda a conocerse a sí mismo y a desarrollar su propia identidad. Con él, encarna distintos personajes y de esta manera, elige con cuál se siente más identificado.
Además, cuando el amigo imaginario “habla”, les hace saber a mamá y a papá, cosas que no se anima a decir por sí mismo.
El amigo imaginario sirve para desarrollar la imaginación.
La imaginación, es una de las cosas más hermosas con las que contamos los seres humanos. En ese momento, somos libres.
Pues bien, para nuestros niños el amigo imaginario es una forma de ser libres, ya que vuelcan en ellos todo lo que querrían decir o hacer. Lo canalizan a través de ese personaje.
El amigo imaginario sirve sólo durante un tiempo.
Los amigos imaginarios suelen aparecen en la etapa edípica, es decir, entre los 3 y los 5 años y se quedan durante algunos meses.
No hay nada de qué preocuparse. Incluso si recuerdas que tus hijos mayores nunca hablaron de un amigo imaginario. Cada niño es como es, tiene su propio ritmo de desarrollo y sus propias necesidades.
Si habla demasiado con el amigo, si no se relaciona con otros niños o si dice que su amigo es malo, sólo demuestra que atraviesa una etapa con algo de ansiedad.
Algunas conclusiones más.
- No pensemos que nuestro hijo miente. Sólo se trata de su imaginación y de su necesidad de forjar su personalidad.
- El amigo imaginario no lleva al aislamiento. En general, es al revés. Muchos niños que se sienten solos, buscarán tener un amigo imaginario; que suele desaparecer cuando se hace de verdaderos amigos.
- El amigo imaginario puede ser una manera del niño de transmitir un mensaje que no se atreve a decir por sí mismo. Estemos atentos a lo que “el amigo” dice.
- Respetemos la imaginación de nuestro niño, pero no “hablemos” con el amigo, ni tampoco digamos que lo vemos. Eso desconcertaría a nuestro hijo y podría hacerle perder la diferencia entre lo real y lo imaginario.
Soñar no cuesta nada.
Aunque esta conducta nos parezca extraña, no destruyamos la ilusión de nuestro hijo; dejemos que siga soñando despierto.
Frases como “aquí no hay nadie”, “estás inventando cosas” o “no mientas”, los afectan profundamente. ¿Qué diríamos nosotros si alguien hablara mal de nuestros amigos?
Nuestro hijo ha visto películas o les hemos contado cuentos sobre princesas, dragones o animales que hablan… ¿por qué no puede tener un amigo imaginario?
Su mundo mágico e interior, le permite conocer mejor la realidad. No te preocupes… tu hijo conoce la diferencia entre lo real y lo imaginario.
Sin embargo, estamos para poner límites. No vamos a aceptar que el amigo imaginario haya sido quien escribió las paredes; y, en todo caso, dejaremos claro que “ambos” deben respetar las reglas de lo que se puede o no se puede hacer.
Respetemos su espacio privado, siempre y cuando no se traspasen los límites.
¿Cuándo preocuparse?
Ya dijimos que los niños “usan” a su amigo invisible para canalizar a través de ellos sus inquietudes o angustias.
Si vemos que el amigo imaginario se convierte en un niño “malo” que agrede a nuestro hijo, según su explicación, o que se transforma en un gemelo idéntico o que la presencia del amigo se prolonga demasiado en el tiempo, entonces podríamos consultar con un profesional para tratar de desentrañar qué sucede.
¿Tuviste un amigo imaginario en tu infancia? Comparte este artículo con quienes tengan niños pequeños. ¡Esta información podría ser muy útil!