Hiperactividad: ¿Cómo saber si nuestro hijo es hiperactivo?

El diagnóstico, puede ser difícil. En niños menores de 6 años, es importante ser prudente a la hora de diagnosticar la hiperactividad, porque casi todos los niños son muy inquietos a esa edad y tienden a estar poco atentos.

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Digamos que debemos prestar atención cuando la hiperactividad de los niños comienza a causarle problemas en la escuela, en casa o en otros ámbitos en los que se mueve.

Algo importante que debemos tener en cuenta, es si esta hiperactividad se manifiesta en momentos en que supuestamente los niños deberían estar más calmados como las comidas, mirando la tele o leyendo. O sí, más grave aún los niños se ponen en peligro o no logran concentrarse en tareas simples.

“No se queda quieto”, “no deja de saltar”, “siempre tiene que estar tocando algo”, “se aburre rápido de todo”. Si sientes que estas son algunas de las frases que repites y repites sin descanso, es necesario consultar con un médico.

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Cuidado con los calmantes.

Nunca mediques a tu hijo para la hiperactividad o para cualquier otra cosa, sin la supervisión de un médico. En realidad, nadie debería hacerlo.

Hoy en día, en los Estados Unidos, existe un problema real de salud pública, ya que muchos padres tienen que medicar con calmantes a los niños, sin conocer exactamente sus efectos secundarios.

Las plantas medicinales y las hierbas tampoco son inofensivas. Sedantes naturales como el anís estrellado, la valeriana o el tilo, nunca deben administrarse sin control médico. Recuerda que los niños no toleran algunos remedios de la misma manera que los adultos.

¡Cuidemos la salud de nuestros hijos!

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¿Qué ocasiona la hiperactividad?

No existe hasta el momento certeza sobre el origen de la hiperactividad, pero hay mucha seguridad en que el problema tiene que ver con la comunicación de los neurotransmisores en el cerebro y también es posible que haya una tendencia hereditaria.

Es posible que muchos niños con hiperactividad sean niños que nacieron prematuros o cuyas madres consumieron drogas durante el embarazo.

Lo cierto es que 1 de cada 2 niños hiperactivos, seguirá siéndolo de adulto. Sin embargo, ¡tú puedes hacer mucho para ayudarlo!

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Sin culpas.

No te culpes. No tienes ninguna responsabilidad en esto, aunque sí es un tema del que hay que ocuparse y en eso sí, los padres tienen mucho que aportar.

Para empezar, hay que redoblar los cuidados. Un niño hiperactivo puede tener actitudes imprevistas que pongan en riesgo su salud o su integridad física.

No lo reprendas. No lo hace a conciencia. En cambio, aprovecha sus momentos de calma, para hablar sobre su hiperactividad y tratando de detectar si algo lo preocupa.

Anímalo en estos momentos a hacerlo mejor la próxima vez e intenta darle una tarea sencilla que pueda realizar (poner la mesa, ordenar su ropa, guardar sus juguetes). Aunque no lo parezca, estas actividades requieren de concentración.

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Una vez que realice una tarea con éxito, recompénsalo con un beso y felicitándolo por haberlo hecho tan bien.

¿Qué podemos hacer los padres?

Como para todo en la vida, nuestros hijos necesitan de nuestro apoyo y nuestro aliento. Con o sin hiperactividad.

Pero en el caso de los niños que tienen esta condición, el déficit de atención prácticamente viene de la mano. Es por eso que los padres tenemos mucho por hacer.

  • Sigamos atentamente el tratamiento de nuestro hijo. Acompañémoslo a cada sesión.
  • Si el niño requiere de medicación, tengamos en cuenta establecer alarmas, pastilleros o todo tipo de recurso que nos permita cumplir con los horarios y las dosis indicadas por el médico. Mantengamos los medicamentos en un lugar seguro, lejos del alcance de los niños.
  • En ocasiones, el niño necesita un acompañante en la escuela. Pregunta a sus maestros cómo introducir a esta persona en la clase y sigue atentamente la evolución escolar del niño.
  • Tomemos nota de lo que beneficia o perjudica a nuestro hijo en su día a día. Esto ayudará a los profesionales a orientar mejor las terapias.
  • Es fundamental que los padres reciban apoyo. Existen muchos lugares en donde se puede conseguir asesoramiento especializado.
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Un niño hiperactivo puede mejor y llevar una vida normal. Para ello, otros factores importantes también deben ser tenidos en cuenta.

  • Tratamiento médico adecuado.
  • Alimentación sana.
  • Actividad física.
  • Cantidad indicada de horas de sueño.
  • Ánimo, contención y apoyo por parte de la familia. Unos padres amorosos y atentos, marcan la gran diferencia.

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