Niños irritables: 7 maneras de reaccionar.
El encanto de los niños es que todos son diferentes. Son verdaderos desafíos los que se nos presentan cuando debemos criar a nuestros hijos, porque son personitas a las que debemos formar, pero siempre respetando su esencia y su voluntad.
Y precisamente por eso, es muy difícil saber cómo van a reaccionar frente a diferentes estímulos, porque por más que queramos inculcar una idea, ellos también tendrán algo para decir al respecto.
Algunos niños son sensibles, dóciles o tímidos, mientras que otros coléricos y “enojones”, son mucho más difíciles de tratar.
Lo que sí debemos tener claro, es que no podemos permitir faltas de respeto o destrato hacia otros y mucho menos a hacia nosotros mismos, sus padres. ¿Qué hacer?
Aquí van 7 sugerencias de actitudes a adoptar frente a un niño colérico.
¡No grites!
Te entendemos perfectamente… estás sobrepasada con un montón de cosas y frente a esta situación es muy difícil mantener la calma. Es natural que tu respuesta sea gritar más fuerte que él.
Lo esencial, es el diálogo. Si todos gritamos, rápidamente estaremos inmersos en una conversación de sordos. El hecho de que tú misma bajes el tono, hará que él haga lo mismo. Es el mejor camino para empezar a calmarse.
Desviar su atención.
Aquí hay que actuar con rapidez. En cuanto la crisis empieza a manifestarse, lo mejor es evitarla. ¿Cómo? Desvía su atención hacia otra cosa.
Se trata de una técnica muy fácil de aplicar, sobre todo en niños pequeños que olvidan con rapidez la razón de su enojo.
Otras formas de enojarse.
Es posible que, en ocasiones, el niño tenga motivos válidos para enojarse y su frustración esté justificada, pero podemos explicarle que existen otras formas de manifestar el enojo sin llegar a los gritos y el llanto.
Hagamos entender al niño que algunos comportamientos excesivos no están permitidos y que no siempre otros soportarán sus actitudes o sus berrinches a medida que pase el tiempo.
Enojo con derecho.
Como decíamos en el punto anterior, los niños tienen derecho a enojarse y, como padres, debemos acompañarlos en sus sentimientos.
No juzguemos su actitud como si su enojo no fuera válido o no estuviera justificado. Subestimar el motivo por el cual se siente frustrado, sólo lo hará sentir culpable o fuera de lugar.
Expresarse de otra manera.
En un momento de crisis, es cuando el niño más nos necesita. Necesita nuestra guía y nuestro acompañamiento también en este momento, porque es probable que no sepa manejar lo que le sucede. Ayudémoslo a liberar su enojo escuchando y aconsejando. Intentemos hablar quedo y suave para que el niño se calme y respire.
Ignorar la opinión ajena.
Desgraciadamente, los niños no eligen el mejor momento para hacer un berrinche o estallar en llanto. Suele pasar, que esto ocurre en lugares públicos en donde las miradas acusadoras empiezan a llegar de todas partes.
No hagas caso de la opinión ajena. Tú tienes un niño al que debes calmar y debes hacerlo de la mejor manera para beneficio suyo y tuyo.
Si te preocupas por el “qué dirán”, te dejarás llevar tú misma por el enojo y eso… no termina bien para nadie.
Atención a las repeticiones.
Las crisis de gritos y llantos, son normales en los niños. Es su manera de querer “salirse con la suya” o de manifestar un enojo que puede ser válido, pero cuando estos comportamientos se repiten muy seguido, puede ser como consecuencia de querer llamar la atención o existe algún malestar que angustia al niño y que no se ve de manera tan evidente.
Por el bien de ellos, estemos siempre atentos al comportamiento de nuestros hijos.