¡No te líes con las líneas! Un juego de ilusiones ópticas para valientes: ¿Iguales o diferentes?
¿Por qué las poblaciones de cazadores-recolectores no son sensibles a las ilusiones ópticas? ¿Por que a nosotors sí “nos engañan” estas imágenes? Aquí encontrarás la explicación.
La ilusión de Müller-Lyer.
Tomemos como ejemplo la ilusión óptica de Müller-Lyer presentada en la figura a continuación. El segmento con flechas dirigidas hacia adentro parece mucho más largo que el delimitado por flechas hacia afuera. ¡Mídelos con una regla, verás que ambos segmentos tienen la misma longitud!
Si se muestra la ilusión de Müller-Lyer a un cazador-recolector de la Amazonía o Sudáfrica, no se dejará engañar y verá segmentos de tamaños idénticos. ¿Cómo explicarlo? Nuestro cerebro se construye según nuestro entorno, nuestra forma de ver el mundo, y por lo tanto, interpretar una imagen como una ilusión óptica, depende de nuestra historia personal. Las ilusiones ópticas se deben a errores en el procesamiento de la información por parte del cerebro. Nuestro córtex “es engañado” por elementos de la imagen, como rayas, curvas, contrastes de color… El cerebro interpreta, extrapola información, por hábito, por “construcción cultural”. Esto explica por qué vemos segmentos de tamaños diferentes, aunque sean iguales.
Para entender mejor, recordemos cómo nuestro cerebro reconstruye una imagen a partir de los mensajes sensoriales que recibe.
La visión es una construcción cerebral.
La información visual parte de la retina de ambos ojos y se dirige al cerebro a través de los nervios ópticos. Luego, se analiza en las áreas visuales ubicadas en el córtex occipital, que se encuentra en la parte posterior del cerebro.
Las áreas visuales procesan diferentes tipos de información: color, movimiento, ubicación e identificación de objetos… Todas estas indicaciones permiten reconstruir una imagen cerebral del entorno visto por el sujeto. La plasticidad cerebral también afecta a las áreas visuales, lo que explica que el entorno en el que crecemos condicione nuestra percepción del mundo y la forma en que nuestro cerebro interpreta una imagen.
Ilusión óptica y cultura
Debido a la plasticidad cerebral, cada individuo tiene su propia visión del mundo. No es realmente una cuestión genética, sino más bien una evolución vinculada al entorno en el que el niño crece y aprende.
En entornos urbanos e industrializados, estamos acostumbrados a ver edificios rectangulares y alargados, vivimos en un mundo de líneas rectas. Nada que ver con el entorno de los cazadores-recolectores, más acostumbrados a vivir en la sabana o en el bosque, lo que explica las diferencias en nuestras capacidades visuales. Así, la investigación sobre las ilusiones ópticas ayuda a comprender mejor cómo el cerebro procesa la información visual.
¡Cuéntanos! ¿Viste las líneas del mismo largo o te pareció una más larga que la otra?