5 buenas razones para tener un gato cuando tenemos un niño en casa.

Los que ya somos padres y también los que están a punto de serlo, nos preguntamos cómo podrán convivir nuestros hijos con un gato. ¿Es posible? ¡Claro que sí! Y no sólo es posible, sino que es maravilloso y beneficioso para nuestros niños. Te contamos por qué.

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El mejor compañero de juegos.

Siempre decimos que el mejor amigo del hombre, es el perro; pero no debemos dejar de lado a los gatos, a quienes también les encanta jugar.

Claro… el gato tiene que tener ganas de prestarse al juego y sabe poner los límites, porque cuando ya no quiere jugar más, simplemente se retira. En eso también es un buen maestro.

A los gatos les encanta jugar a las escondidas, correr detrás de una pelota, o simplemente ama improvisar su propio juego, algo que siempre divierte a los niños. ¡Nadie se aburre si tiene un gato en casa!

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Un confidente.

A los adultos puede parecernos algo extraño, pero es común y normal que los niños se creen en su imaginación, “amigos invisibles” con quienes mantienen una hermosa amistad.

Estos amigos imaginarios cumplen un rol importante, porque los niños canalizan a través de ellos, sentimientos positivos o negativos. A veces, les atribuyen sus propios miedos o sentimientos a estas personas y en este caso, los gatos pueden cumplir este rol.

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Es decir, el gato de la familia puede ser como una especie de psicólogo en quien volcamos tanto grandes como chicos, muchas de nuestras angustias o alegrías.

Con un gato en casa, nunca nos sentiremos solos.

Es bueno para la salud.

Además de “ser psicólogo”, nuestro gato también tiene la capacidad de levantarnos el ánimo y aliviarnos un día complicado.

¿Cómo es posible? Está comprobado que el ronroneo del gato reduce la tensión arterial y ralentiza el ritmo cardíaco.

Si tu hijo tuvo un mal día, pasar un rato con tu gato puede ser una solución para calmar la ansiedad y relajar las tensiones.

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Refuerza el sistema inmunitario.

Esto también puede parecer extraño, pero está probado que los niños que crecen con un gato en casa, tienen dos veces menos riesgos de desarrollar asma y otras alergias.

La Academia Americana de Pediatría, publicó un estudio en la prestigiosa revista científica “Pediatrics” que, convivir tanto con perros como con gatos durante el primer año de vida, refuerza el sistema inmunológico de los bebés menores de un año, principalmente protegiéndolos de enfermedades respiratorias y del oído.

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Desarrollar responsabilidades.

De la misma manera que enseñamos a nuestros hijos a ordenar su habitación, también podemos animarlos a ocuparse de su gatito, como una manera de enseñar responsabilidades.

Los gatos son muy independientes, pero también requieren de cuidados.

Ocuparse de alguien más que no sea uno mismo, es una forma de generar empatía en los niños y de asumir una responsabilidad.

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Es así que, poco a poco, nuestros hijos pueden ocuparse de darle de comer al gato, darle de beber, limpiar su cama o su bandeja de piedritas, acompañarnos al veterinario o cuidarlo cuando esté enfermo.

En resumen, es una buena oportunidad para enseñarles a convertirse en adultos responsables.

¿Tienes gatos en casa? ¿Conoces a otros que tengan gatos y niños? ¡Cuéntanos cómo es tu vida con tu gato!

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