¡Comprobado! La juventud se termina a los 34 años y no hay cómo evitarlo.
¿Qué dirías si te dijéramos que cada tantos años te da “un viejazo”? Eso es lo que acaba de demostrar un estudio realizado en la Universidad de Stanford, en donde llegaron a la conclusión de que nuestra vejez se haría efectiva en tres etapas: a los 34 años, a los 60 y a los 78.
Es culpa de las proteínas.
No… no es que la culpa sea de las proteínas o que las proteínas nos hagan envejecer, sino que son ellas quienes revelaron este nuevo descubrimiento.
Las proteínas hasta ahora hablaban sobre nuestro estado de salud, pero lo que se acaba de descubrir, es que también algunas de ellas evolucionan de manera notoria con la edad.
Ahora podemos saber que los cambios en los niveles de proteínas que van de los tejidos del organismo hacia la sangre, evidencian cambios asociados a la vejez.
Al medir ciertos niveles de proteínas que circulan en la sangre se puede determinar su edad biológica.
Envejecer en 3 etapas.
Se trata de un nuevo paso en el proceso de conocimiento de nuestro cuerpo. ¡Es muy interesante!
Los investigadores analizaron los niveles de 373 proteínas plasmáticas que circulan en la sangre de 4263 personas de entre 18 y 95 años.
¡Lo que descubrieron es increíble! El envejecimiento fisiológico no se produce a un ritmo regular, sino en diferentes momentos de la vida.
En lugar de quedar igual, de aumentar o de disminuir a lo largo de la vida, los niveles de muchas proteínas permanecen constantes durante un cierto tiempo y luego, en algún momento, sufren cambios bruscos de concentración en el plasma.
Estos cambios repentinos intervienen en tres momentos de la vida considerados claves: al comienzo de la edad adulta, como a los 34 años; al final de la mediana edad, como a los 60 años y cuando comienza la vejez, cerca de los 78 años. Sin embargo, estos momentos pueden cambiar de una persona a la otra.
Queda mucho por descubrir.
Con este descubrimiento se abrió una nueva puerta al universo del cuerpo humano, pero también aparecen nuevos interrogantes.
La estructura celular cambia después de los 30 años, la coagulación en los de 60, se acelera la inflamación en las personas mayores… pero, ¿sucede en todas las personas de igual manera?
¿Puede intervenir la genética? ¿Es igual en hombres y en mujeres? ¿Hay diferencias si las personas viven en diferentes medioambientes?
Efectivamente, queda mucho por descubrir, pero a partir de este descubrimiento, tal vez se podrían identificar a las personas susceptibles de desarrollar enfermedades ligadas a la edad o enfermedades cardiovasculares, pero también encontrar nuevos tratamientos terapéuticos.