Diez hábitos en el dormitorio que afectan tu descanso

Pequeños detalles en el entorno donde dormimos pueden tener un gran impacto en la calidad del sueño. Según Anne Marie Boyhan, experta en ciencias del sueño y fundadora de The Sleep Care Company, no es necesario hacer cambios drásticos: basta con ajustar ciertas rutinas para mejorar significativamente el bienestar diario.

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Uno de los factores más importantes es la limpieza y el orden. Un dormitorio sucio o desorganizado puede aumentar los niveles de cortisol, dificultar la producción de melatonina y alterar el sueño profundo. Además, la acumulación de polvo, moho y alérgenos puede provocar inflamaciones respiratorias y despertares nocturnos. Boyhan recuerda que pasamos cerca de 27 años de nuestra vida en la cama, lo que subraya la importancia de cuidar ese espacio.

Un ambiente poco higiénico favorece la proliferación de gérmenes y puede desencadenar enfermedades como el Síndrome de Respuesta Inflamatoria Crónica (CIRS), que afecta a una parte de la población y está vinculado al insomnio persistente. La falta de ventilación y el polvo acumulado también irritan las vías respiratorias, fragmentando el descanso.

A continuación, se detallan diez hábitos comunes que perjudican el sueño y cómo corregirlos:

  1. Toallas mojadas sobre la cama: fomentan el crecimiento de moho y bacterias. Es mejor ventilar bien el cuarto y usar productos específicos para eliminar el moho. Un purificador de aire con filtro HEPA puede ayudar.
  2. Comer en la cama: desorienta al cerebro, que deja de asociar ese espacio con el descanso. Además, las migas atraen plagas y comer recostado puede causar reflujo.
  3. No lavar las fundas de almohada con frecuencia: acumulan sudor, grasa y células muertas. Se recomienda lavarlas semanalmente y usar protectores lavables.
  4. Usar batas o pantuflas sin lavar: estos elementos absorben suciedad y sudor. Deben lavarse con la misma frecuencia que las toallas.
  5. Sentarse en la cama con ropa de calle: la ropa exterior trae bacterias y polen. Es mejor cambiarse antes de usar la cama.
  6. Descuidar el antifaz para dormir: acumula restos de cosméticos y sudor. Se aconseja lavarlo semanalmente, o más seguido si se usa a diario.
  7. Hacer la cama inmediatamente al despertar: atrapa la humedad generada durante la noche. Lo ideal es dejarla destapada unos 30 minutos y ventilar el cuarto.
  8. No limpiar el polvo en rincones ocultos: zonas como debajo de la cama, persianas o ventiladores pueden acumular alérgenos. Una limpieza profunda mejora el aire y el descanso.

Además, ventilar el dormitorio a diario, mantenerlo ordenado y libre de objetos innecesarios ayuda a reducir el estrés y favorece un sueño más reparador.

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