Si eres de las personas que duermen con sus mascotas, es necesario que sepas esto.

Para algunos de nosotros, nuestras mascotas son como eternos niños y los consentimos a más no poder.

Seguramente la primera vez que tu perro subió a tu cama, le dijiste (y te dijiste) que era “sólo por hoy”, pero claro… dormir en tu cama se le hizo costumbre; y como ya no hay manera de revertir la situación, entonces lo mejor es importante que sepas algunas cosas si es que el hábito persiste.

Fuente: CANVA

Evita dormir con animales demasiado pequeños.

Si tu cachorro es muy pequeño o tu gatito apenas abrió los ojos, no es aconsejable que compartan la cama con nosotros, a riesgo de que se asfixien, que los aplastemos durante el sueño o que se caigan de la cama.

Siendo tan pequeños, todavía no tienen el reflejo de moverse rápido si fuera necesario.

Asegúrate de que esté limpio.

Un animal puede traer todo tipo de bacterias y de virus a la cama. Para evitar estos riesgos, es necesario asegurarse de que tengan las patas y la boca limpias, especialmente si estuvieron de paseo por la calle.

Fuente: CANVA

Cuidado con las alergias.

Parece evidente, pero es necesario pensar que este es un dato importante a respetar. Si sufres de alergias, no es posible dormir con nuestras mascotas. Tanto el pelo de perros como de gatos, puede provocar:

Estornudos

Resfrío

Ojos rojos, llorosos, picazón

Congestión nasal

Picazón en la nariz, el paladar o la garganta

Goteo nasal

Tos

Dolor y presión facial

Despertar frecuente

Piel azulada e inflamada debajo de los ojos

En el caso de los niños, algunos se frotan la nariz hacia arriba.

Dormir con niños pequeños.

Evita que las mascotas duerman con niños pequeños. En este caso, es el animal el que podría asfixiar al niño, si se trata de un perro muy grande, por ejemplo.

Fuente: CANVA

Hacerse respetar.

Es importante hacerle entender a nuestra mascota que somos nosotros quienes tenemos el control de la situación y que, en caso de querer compartir la cama, sea el dueño quien invite a la mascota.

Si el animal interpreta que la cama es suya, podría llegar a poner un poco agresivo y “prohibirte” acercarte, pensando que invades su territorio.

En el caso de los gatos, si tu deseo es que no se acerque a la cama, lo mejor es no permitirle nunca subir, ni siquiera con invitación. Él nunca entendería (o querría entender) la diferencia entre ser invitado o tener acceso sin restricciones.

Fuente: CANVA

Un término medio.

En caso de que quieras compartir el sueño con tu mascota, pero no estés de acuerdo con que duerma en tu cama, podrías optar por una alternativa que una ambas cosas.

Es decir, acondicionar un lugar cerca de tu cama, para que sienta que está cerca de ti, pero en su propio lugar. ¡Una excelente idea!

Fuente: Google

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